Manos
Llevo varios días sin escribir nada.
Este no será la excepción.
Cesar Aira escribe todos los días sentado en una mesa de un café en Buenos Aires, a pesar que intente copiar la rutina, él vende libros.
Yo no.
Tiene un propósito, una retribución.
Yo no.
¿Por qué debería escribir cada día para desarrollar una habilidad que no me sirve para nada?
Ni siquiera sé dónde o cómo tocar las puertas correctas
O incorrectas.
La agitación del alma en medio de la creación se convierte en vomito en las noches de insomnio.
Escribir todos los días
Cada día antes de ir a la cama.
Estoy borracho.
¿Seguro?