LEGUAJES....
La nota mental que puse para leer “El grado cero de la escritura” fue atendida en la mañana. Muy temprano tomaba un café y deslizaba mi mano entre las páginas. No profundicé en la lectura, solo pasé por aquellas partes que recordaba y me inquietaron alguna vez. Barthes es conocido por la muerte del autor ante el lector, y demás cosas que suenan agnósticas al hablar de la escritura. Su apreciación me gusta, aunque sea difícil tomarla como eje principal de cualquier tesis. Para Barthes existe el lenguaje y el estilo, únicamente. Adiciono a esto la técnica y el motivo. El motivo no es el compromiso o responsabilidad que intenta poner por arriba Barthes de toda escritura, ya que es un puente entre la sociedad y el individuo, sino que es la forma en que el individuo busca poseer a la sociedad. No es la propuesta de un diálogo, es una guerra abierta por invadir. Por hacer el mundo suyo.
Las razones por las que la literatura latinoamericana parece alinearse en estilo y subgénero (horror) no solo obedece a la exploración de estilos, es en sí misma la forma de recuperar un mundo perdido en la violencia. Es todo cuanto hay en este tema y creo debería tener nuestro interés. Puede trasladarse a otras escrituras. La literatura erótica y pornográfica siempre ha estado rodeada de periodos de revolución. Sade estaba en la bastilla promulgando la doble moral en el momento en que la revolución se gestaba. “Garganta profunda” (con todos sus logros y abusos), aún estaba cerca de Mayo del 68. La explosión de contenido adulto en tantas redes actualmente sólo es movido por la crisis económica y el encierro de pandemia. Una revolución del capitalismo individual. Es lo que creo, hay momentos que favorecen algunas pasiones antes que otras.
Gasté todo el día pensando en esto, cuando me aburrí leí a Cioran. Hace días que leí a Elisa Victoria lo recordé; temas que se repiten, ideas que surgen de nuevo, hartazgo infantil y evasión de la responsabilidad. Creo que aquello son rasgos de la generación que habitamos. Creo, sin duda, que Cioran fue el escritor de nuestro tiempo. Sus apreciaciones me hacen reír, me dan envidia y me hacen pensar si este diario no es solo la réplica de sus ejercicios. Recuerdo leerlo muy joven, seguidamente ocupó mi escritorio.
Antes que la ficción o la narración, lo que llamaba mi atención de la escritura era el desarrollo del pensamiento. ¿El lenguaje no es solo una forma de ordenar las ideas? Así lo vi, y así intenté darle un motivo a las horas de lectura. Aprender a ordenar mis pensamientos, cosa que no logré o logré a medias. No hay nada que me haga sentir que encontré algo en la vida. Sigo aquí, entre lecturas y textos. Vaciando mi ser en autoplacer y autocompasión.
Hay una frase que David Foster Wallace le dijo alguna vez a Franzen: a veces pienso que la única razón de existir es meterla en tantas vaginas que pueda. Un comentario infantil y misógino. Es lo que él era, cada día pienso más en sus problemas e ideo formas de contar alguna historia sobre esto. En todo caso, el lenguaje y el estilo son el contexto y personalidad de quien escribe. Y este es el tiempo en que he tenido que vivir, con estas pasiones y bajo estos temores. Inocuo y anodino, persiguiendo la muerte ya sea como un autor, en un orgasmo o con la caricia de la única pregunta filosófica de Camus. Muchas ideas y ningún orden.
Ante un cuerpo desnudo es probable que sea aquel que no sabe cómo iniciar, ni qué hacer y termina agotando el momento sin conseguir nada.
7 de diciembre, 2022
Este texto pertenece al diario de OF.
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