En uno de sus monólogos Dave Chapelle dice algo curioso sobre porqué los hombres suelen ir a sitos con mujeres desnudas, “los hombres no saben como entablar relaciones, no saben cómo hacerlo”. Creo que aquello es verdad, y no lo afirmo como una forma de justificación, sino como un preocupante asunto sobre qué tan incapacitados estamos para entablar una relación. Una porción de la humanidad no sabe conseguir sexo, así que paga por él. Una porción enorme no sabe cómo satisfacer sexualmente a otra persona, entonces consumen porno. El cuerpo es un tabú tan grande y algo que negamos a tener en la cotidianidad, entonces vamos a beber a sitios oscuros donde mujeres desnudas y complacientes nos invitan a beber más. Todo este asunto quizá no hablé en sí mismo del deseo y el placer, sino de lo absolutamente rota que está nuestra capacidad personal. Si no encontramos placer, pagamos por este. Si no encontramos amor, gamos por esto. Si nadie nos escucha, pagamos para que se nos escuche. Me agrada OnlyFans, lo he dicho varias veces, pero es frustrante que cualquier tipo de interacción en la plataforma este mediada por el dinero. Quisieras tener amigos o amigas con intereses afines allí, pero no es un lugar hecho para afianzar relaciones, sino clientes. Sin embargo, esta solo es la parte sexual de los demás tipos de relaciones que se establecen hoy en día mediadas por el dinero: Youtubers y Patreon, pagas para poder conversar o pertenecer a una determinada comunidad. Suscripciones a Twitch, comunidades en Discord, blogs en Médium e incluso Substack funcionan de la misma forma (este un formato de subscripción de newsletter, es básicamente una carta o un mail personal dirigido a más de una persona que puede ser contestado, compartido y comentado). Escapando en la idea, todos estamos tan rotos que las relaciones interpersonales (afectivas, sexoafectivas y de amistad, incluso aquella donde solo existen intereses afines) están mediadas por el dinero. Así que sobre esto es lo que he meditado hoy, en la posibilidad de una distopía en la que nuestro círculo cercano es aquel por el cual podamos pagar. Apropósito, a día de hoy no podría pagar por ninguno.
La Conjura de los Links
La Conjura de los Links
La Conjura de los Links
En uno de sus monólogos Dave Chapelle dice algo curioso sobre porqué los hombres suelen ir a sitos con mujeres desnudas, “los hombres no saben como entablar relaciones, no saben cómo hacerlo”. Creo que aquello es verdad, y no lo afirmo como una forma de justificación, sino como un preocupante asunto sobre qué tan incapacitados estamos para entablar una relación. Una porción de la humanidad no sabe conseguir sexo, así que paga por él. Una porción enorme no sabe cómo satisfacer sexualmente a otra persona, entonces consumen porno. El cuerpo es un tabú tan grande y algo que negamos a tener en la cotidianidad, entonces vamos a beber a sitios oscuros donde mujeres desnudas y complacientes nos invitan a beber más. Todo este asunto quizá no hablé en sí mismo del deseo y el placer, sino de lo absolutamente rota que está nuestra capacidad personal. Si no encontramos placer, pagamos por este. Si no encontramos amor, gamos por esto. Si nadie nos escucha, pagamos para que se nos escuche. Me agrada OnlyFans, lo he dicho varias veces, pero es frustrante que cualquier tipo de interacción en la plataforma este mediada por el dinero. Quisieras tener amigos o amigas con intereses afines allí, pero no es un lugar hecho para afianzar relaciones, sino clientes. Sin embargo, esta solo es la parte sexual de los demás tipos de relaciones que se establecen hoy en día mediadas por el dinero: Youtubers y Patreon, pagas para poder conversar o pertenecer a una determinada comunidad. Suscripciones a Twitch, comunidades en Discord, blogs en Médium e incluso Substack funcionan de la misma forma (este un formato de subscripción de newsletter, es básicamente una carta o un mail personal dirigido a más de una persona que puede ser contestado, compartido y comentado). Escapando en la idea, todos estamos tan rotos que las relaciones interpersonales (afectivas, sexoafectivas y de amistad, incluso aquella donde solo existen intereses afines) están mediadas por el dinero. Así que sobre esto es lo que he meditado hoy, en la posibilidad de una distopía en la que nuestro círculo cercano es aquel por el cual podamos pagar. Apropósito, a día de hoy no podría pagar por ninguno.